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En este artículo según el Universal (uno nunca sabe) el CEESP sostiene que México puede combatir el efecto inflacionario del incremento en el precio internacional de las materias primas (PIMP) a través de la apreciación del tipo de cambio. La primera respuesta que me surge ante esta aseveración es: Ja!

Es obvio que si el tipo de cambio se aprecia, el efecto sobre el IPC (índice de precios al consumidor) del aumento en el PIMP se vería mitigado. Sin embargo, es necesario conocer que ha pasado con estas tres variables en los últimos años, es decir, cuál ha sido la relación entre la inflación, el tipo de cambio, y el PIMP. En la figura 1, se muestra la evolución de estas variables desde enero de 2002 a diciembre de 2010.

Figura 1

Fuente: IMF para el precio internacional de las materias primas, BDM para el tipo de cambio y la inflación. Tcmex: tiopo de cambio FIX pesos por dólar, PdeP*excepInd: precio internacional de las materias primas publicado por el IMF que incluye alimentos y bebidas, energía y metales, no se tuvo en cuenta las materias primas  industriales y inflaAmex: inflación anual en México del índice de precios nacional al consumidor (para calcular la avariación se tuvo en cuenta el logaritmo natural de los índice en cada mes y se lo ultiplicó por cien).

Sin querer hacer teoría a partir de una muestra parcial de datos, en la figura 1 se puede observar que la inflación tiene cierta resistencia frente al incremento del PIMP; por ejemplo, en el periodo 2005-2007 hubo un aumento importante del PIMP pero la inflación anual se mantuvo en niveles bajos (entre 2.87-4.20%). Pareciera en principio que la estabilidad del tipo de cambio explicaría la respuesta de la inflación. Pero, a partir de enero de 2008 la inflación se dispara hasta alcanzar niveles de 5.25% en julio de 2008 a pesar de que el tipo de cambio se estaba apreciando (en la figura este periodo se muestra en el sombreado celeste).Es decir, si el PIMP aumenta los productores no traspasan el incremento al precio final automáticamente, pero claro existe un límite. Habría que investigar más cómo se interrelacionan las variables pero en principio se podría decir que los productores soportan un menor margen de ganancia o están cubiertos en el mercado de futuros.

A partir de agosto de 2008 el tipo de cambio empieza a depreciarse por una creciente salida de capitales, en ese memento se acelera la inflación hasta llegar a 6.32% en diciembre de 2008. Ya en 2009 el PIMP cayó estrepitosamente ante la crisis mundial, ese año culminó con una inflación anual de 3.51% a pesar de que la economía se contrajo 6.5%. Claro que el tipo de cambio se depreció 24.4% promedio anual (p.a.) lo que explica el resultado final de la inflación.

En 2010 el tipo de cambio se apreció 7.02% p.a. , el PIMP aumentó 24.6% p.a., y la inflación anual fue de 4.31% (diciembre contra diciembre). Ergo, lo que sustentó el incremento de la inflación en 2010 fue el incremento del PIMP. Algún malicioso podría decir que no hemos tenido en cuenta la presión de la demanda agregada sobre la inflación, sin embargo como en 2009 la actividad cayó 6.5% y en 2010 se recuperó sólo 5%, todavía no se alcanza el nivel de 2008, por lo tanto sería extrañísimo que la inflación se produzca por un exceso de demanda por encima de la oferta; por lo tanto si lo hemos tenido en cuenta.

Dos cuestiones interesantes que se deben señalar; primero, el tipo de cambio y los precios internacionales se mueven en direcciones opuestas a lo largo del periodo y se espera que lo sigan haciendo; segundo,  claramente se puede explicar la evolución de la inflación en base a las variables citadas por lo tanto en México los choques de oferta son por mucho más importantes que la evolución de la demanda agregada para explicar la inflación, indicando la futilidad del régimen de metas de inflación que aplica el Banco de México, la neta es controlar el tipo de cambio y no el nivel de la tasa de interés de corto plazo.

Volviendo entonces a la propuesta del CEESP sobre evitar la inflación proveniente del exterior a través de una apreciación del tipo de cambio; con el desarrollo presentado aquí la respuesta es: «si por un tiempo, depende de qué nivel alcancen los PIMP, no tanto si se aprecia el peso». Claro que lo que ocurrió ayer no tiene que volver a ocurrir mañana, pero la historia es nuestra única fuente de información en este caso.  Asimismo, el costo de llevar adelante la política planteada por el CEESP es muy alto, veamos.

Cuando se aprecia el tipo de cambio el país pierde competitividad y si le sumamos que los precios internos aumentarán de todas maneras, la pérdida de competitividad es doble. Esto ocurrirá en el corto plazo, en el mediano y largo plazo estamos todos muertos, jajajajaja, pero bueno la pérdida de competitividad por la apreciación del tipo de cambio se puede contrarrestar con un incremento de la productividad, lo que sería extraño, pero más importante aún esta parte de la historia está fuera del alcance del presente escrito. La pérdida de competitividad se traduce en menor exportación, por tanto en menor actividad económica. La apreciación a su vez se podría traducir en un incremento de las importaciones y aunado a la disminución de la demanda externa en un creciente déficit externo que se financia con la entrada de capitales, pero cuidado hermanos que no se repita el error de diciembre de 1994, en menor escala por que ahora los bancos no prestan un peso. Es decir, no se evita la inflación, pero se afecta la actividad económica real y se debilita financieramente al país.

Wow! Espero que no pase nada de esto. Mi solución la planteo pero la dejo para otro post: aprovechar la entrada de capitales para incrementar las reservas, pero hacer de ese stock algo productivo, tener una política agropecuaria de largo plazo  porque entre el crecimiento de India y China y la especulación las materias primas mantendrán o incrementaran el nivel de precios que presentan hoy, esa política agropecuaria debería basarse en los principios de la soberanía alimentaria de la Vía Campesina; no combatir la inflación a costar de un menor crecimiento económico, es decir seguir la máxima del Maestro Noyola:

«… si la altertiva a la inflación es el estancamiento económico o la desocupación, es preferible optar por la primera, es decir, por la inflación [vamos carajo!].» Noyola, J., «El desarrollo económico y la inflación en México y otros países latinoaméricanos», en Investigación Económica, Materiales, Desequilibrio externo e inflación, Facultad de Economía, UNAM, 1987.